Elreyo: Curiosidades y diversión: Chistes de hoy II
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24 septiembre 2008

Chistes de hoy II

Una Señorita va a la iglesia a confesarse:
-"Perdóneme padre porque he pecado", dice la tipa.
-"Bueno hija, cuéntame tus pecados", le responde el cura.
-"El otro día estaba caminando por la calle cuando me encontré con
un viejo amigo. Fuimos a tomar un café, empezamos a charlar, fuimos a su
apartamento e hicimos el amor. Y como yo soy tan FRÚGIL..."
-"Frágil, hija, se dice frágil", interpone el padre.
-"Bueno, al día siguiente estaba sentada en la plaza cuando de
repente se aparece otro amigo. Empezamos a charlar y después terminamos en
mi apartamento. Y como yo soy tan FRÚGIL..."
-"Frágil, hija, se dice frágil", dice otra vez el cura.
-"Y ayer estaba con mis amigas cuando se apareció mi novio.
Empezamos a conversar, después fuimos a su apartamento y como yo soy tan... ay cual es esa palabra, padre?"
-"Puta, hija, se dice puta."


En el manicomio estaban 2 locos planeando su fuga; ya al anochecer uno le habla al otro y le dice que ya está todo listo y que tiene el móvil para escapar más rápido. El otro loco mira a su costado, ve una moto y le pregunta:
¿Para qué queremos una moto sin ruedas?
Y el otro le responde:
No sea tonto, es para no dejar huellas.

En el manicomio, un loco gritaba:
- ¡Yo soy el enviado de Dios!
Se le acerca otro loco y le dice:
- No, ¡Yo soy el enviado de Dios!
Y así, los dos locos discuten.
Entonces, se acerca un tercer loco, y les pregunta:
- ¿Qué pasa aquí?
Y el primer loco dice:
- ¡Yo soy el enviado de Dios!
Y el segundo dice:
- No, ¡Yo soy el enviado de Dios!
Entonces, el tercer loco dice:
- Un momentito que yo no he enviado a nadie


En el patio de un manicomio se encontraba un grupo de internos que se reían a intervalos. El director que hacía sus rondas se acerca curioso para ver que era lo que sucedía. Al acercarse, ve que un loco dice un número: ¡Doce!, e inmediatamente el resto del grupo se comienza a reír. Al acabar las carcajadas del grupo, otro de los del grupo dice otro número: ¡Treinta y dos!, obteniendo, nuevamente, el mismo resultado del grupo ahí
congregado, que se suelta a carcajadas. El director les pregunta:
¿Qué es lo que está sucediendo?
A lo que uno de sus pacientes le contesta:
Estamos contando chistes.
Aún más curioso, el director comenta:
¡Pero si sólo están diciendo números!
A lo que el mismo paciente le explica:
Lo que pasa es que nos sabemos tantos chistes, que los hemos enumerado para ahorrarnos el tiempo de contarlos.
Ponderando esta explicación, el director decide probar su suerte y dice:
A ver, dieciocho.
A lo que no recibe respuesta alguna del grupo, sino un silencio absoluto.
Anonadado vuelve a intentar.
Veintidós.
Obteniendo la misma silenciosa reacción. Desesperado comienza a decir números uno tras otro sin lograr sacarle a ninguno de sus internos la menor sonrisa, hasta que por fin les pregunta:
¿Pero qué pasa? ¡Les he contado varios chistes y nadie se ríe!
A lo que uno de los locos le contesta:
¡Lo que pasa es que usted no tiene gracia para contarlos!

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