Si como apunta la revista 'Science', la vida de las chinches de cama, esas que habitan entre nuestras sábanas muchas veces sin darnos cuenta, ya es difícil de por sí tratando siempre de no ser aplastadas, las chinches hembra lo tienen aún peor. Y es que, tras alimentarse de la sangre de los distraidos durmientes, los machos no son capaces de acertar a la hora de penetrarlas. Con los penes llenos de bacterias, los insectos clavan literalmente sus miembros sobre el abdomen de las féminas en lugar de en su aparato reproductor, e infectan a sus compañeras llegando a causarles la muerte.
Según un nuevo estudio, presentado en el XIII Congreso de la Sociedad Europea de Biología Evolutiva, las hembras saben de las torpeza de los varones a la hora de aparearse y se preparan de antemano para el ‘ataque’ con el fin de evitar enfermarse. De esa manera y antes del acto, desarrollan en el abdomen y bajo su piel exterior un saco de células inmunes a las bacterias de los machos. De esta manera, no solo consiguen defenderse, sino que protegen el esperma que queda depositado en esta zona tras la penetración.
La curiosa relación de cama de las chinches no acaba aquí, porque el semen de los machos, reunido en esta zona durante dos horas, sale hacia la sangre del animal y de ahí al tracto reproductivo, donde fertiliza los huevos. Por lo tanto, no solo consiguen protección con esta medida, sino que además son capaces de lograr la fecundación tras una penetración fallida.
La alimentación es clave
El estudio ha logrado demostrar que las hembras que se alimentan de manera regular una vez por semana, desarrollan la bolsa en su abdomen de forma periódica y sufren menos enfermedades. Las que comen de modo irregular, por el contrario, pierden la noción sobre cuándo deben formarla y quedan contagiadas. Además, las hembras que eran desprovistas de esta zona de su cuerpo resultaban más propensas a morir, posiblemente por las infecciones bacterianas.
Este análisis podría servir para conocer los momentos de mayor debilidad inmunológica de los insectos para su exterminio.
Fuente: Diario Hoy de Extremadura
Según un nuevo estudio, presentado en el XIII Congreso de la Sociedad Europea de Biología Evolutiva, las hembras saben de las torpeza de los varones a la hora de aparearse y se preparan de antemano para el ‘ataque’ con el fin de evitar enfermarse. De esa manera y antes del acto, desarrollan en el abdomen y bajo su piel exterior un saco de células inmunes a las bacterias de los machos. De esta manera, no solo consiguen defenderse, sino que protegen el esperma que queda depositado en esta zona tras la penetración.
La curiosa relación de cama de las chinches no acaba aquí, porque el semen de los machos, reunido en esta zona durante dos horas, sale hacia la sangre del animal y de ahí al tracto reproductivo, donde fertiliza los huevos. Por lo tanto, no solo consiguen protección con esta medida, sino que además son capaces de lograr la fecundación tras una penetración fallida.
La alimentación es clave
El estudio ha logrado demostrar que las hembras que se alimentan de manera regular una vez por semana, desarrollan la bolsa en su abdomen de forma periódica y sufren menos enfermedades. Las que comen de modo irregular, por el contrario, pierden la noción sobre cuándo deben formarla y quedan contagiadas. Además, las hembras que eran desprovistas de esta zona de su cuerpo resultaban más propensas a morir, posiblemente por las infecciones bacterianas.
Este análisis podría servir para conocer los momentos de mayor debilidad inmunológica de los insectos para su exterminio.
Fuente: Diario Hoy de Extremadura
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