Una empresa lituana ha anunciado su intención de explotar turísticamente una isla en las Maldivas que estará atendida exclusivamente por mujeres rubias, incluyendo las azafatas y los pilotos de los aviones que vuelen, sin escalas, desde Europa a la Isla de las Rubias.
El proyecto de la empresa Olialia (pronúnciese »¡Oh, la la!») ha sido anunciado este fin de semana en Vilnius, la capital lituana, y ya ha recibido críticas por su racismo y por la estereotipización de las rubias. Sin embargo, la empresa cree que el proyecto demuestra exactamente lo contrario: que las rubias no son sólo objetos sexuales sino perfectamente capaces de gestar ellas solas este proyecto empresarial, sin necesidad de hombres ni de morenas: «Nuestras chicas [las lituanas] son muy inteligentes y tienen carrera y muchas ideas de negocio», dijo la directora de Olialia -Giedre Pukiene, rubia- durante la presentación.
La empresa no discriminará a las candidatas por motivo de color de pelo, aunque Pukiene cree que las morenas que accedan al trabajo «acabarán teñiéndose de rubias al verse rodeadas por tantas bellezas». El anuncio no ha hecho demasiada gracia en las Maldivas, donde la ley exige que no menos del 50% de la plantilla de las empresas extranjeras que operen allí sean locales. En el archipiélago no abundan las rubias naturales.
Los países bálticos ha convertido la rubiedad de sus habitantes en una suerte de estandarte internacional. El pasado año, el gobierno letón organizó un desfile de rubias para levantar la moral de sus habitantes e impulsar el crecimiento económico. La propia Olialia explota la imagen de las rubias con sentidos inequívocamente sexuales. La marca de cola de la empresa muestra en su publicidad (ver arriba) rubias provocativas en «improbables situaciones intelectuales», según la descripción de BBC
El proyecto de la empresa Olialia (pronúnciese »¡Oh, la la!») ha sido anunciado este fin de semana en Vilnius, la capital lituana, y ya ha recibido críticas por su racismo y por la estereotipización de las rubias. Sin embargo, la empresa cree que el proyecto demuestra exactamente lo contrario: que las rubias no son sólo objetos sexuales sino perfectamente capaces de gestar ellas solas este proyecto empresarial, sin necesidad de hombres ni de morenas: «Nuestras chicas [las lituanas] son muy inteligentes y tienen carrera y muchas ideas de negocio», dijo la directora de Olialia -Giedre Pukiene, rubia- durante la presentación.
La empresa no discriminará a las candidatas por motivo de color de pelo, aunque Pukiene cree que las morenas que accedan al trabajo «acabarán teñiéndose de rubias al verse rodeadas por tantas bellezas». El anuncio no ha hecho demasiada gracia en las Maldivas, donde la ley exige que no menos del 50% de la plantilla de las empresas extranjeras que operen allí sean locales. En el archipiélago no abundan las rubias naturales.
Los países bálticos ha convertido la rubiedad de sus habitantes en una suerte de estandarte internacional. El pasado año, el gobierno letón organizó un desfile de rubias para levantar la moral de sus habitantes e impulsar el crecimiento económico. La propia Olialia explota la imagen de las rubias con sentidos inequívocamente sexuales. La marca de cola de la empresa muestra en su publicidad (ver arriba) rubias provocativas en «improbables situaciones intelectuales», según la descripción de BBC
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